La ministra de Salud, Soledad Barría, inauguró junto a la subsecretaria de Salud Pública, Jeanette Vega; y al Presidente de la Comisión de Salud del Senado, Guido Girardi, la Cumbre Mundial de Nutrición y Salud, que se desarrolla en Valparaíso. El rol de la sociedad chilena en la prevención de la obesidad relacionadas con la dieta y la actividad física es el título que reunirá durantes dos días a las máximas autoridades de salud de Chile, invitados internacionales, académicos, empresarios y sociedad civil. “Necesitamos buenos aliados y mecanismos para combatir la obesidad”, dijo la ministra Barría. Agregó que que la clave para lograr la reducción de la obesidad es el trabajo en conjunto y que somos todos responsables de mejorar la calidad de vida de los chilenos. "Chile es una potencia alimentaria y debemos potenciar comida sana, pero además aumentar el consumo de frutas y verduras", dijo. La cumbre reunió a más de 900 participantes en su primer día y se espera poder discutir aspectos tales como políticas públicas que aborden los principales factores ambientales estructurales, que hoy condicionan el comportamiento en alimentación y práctica de actividad física. Otro temas a tratar durante esta cumbre son los factores que afectan la oferta de alimentos tales como medidas regulatorias, acuerdos voluntarios, comercio internacional, subsidios y medidas legislativas. La protección de la infancia también estará presente, en los que significa programas especiales de prevención y tratamiento, programas y campañas educativos especialmente focalizados en alimentación y actividad física. La subsecretaria de salud pública Jeannette Vega, fue enfática en resaltar que su prioridad está en asegurar y mejorar el acceso y consumo a una vida saludable. El presidente de la Comisión de Salud del Senado, Guido Girardi, lamentó la ausencia de un sector del mundo empresarial, por ser ellos parte importante del compromiso de construir un Chile más sano y saludable, dijo. Antecedentes La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha demostrado que la obesidad y el sobrepeso tienen caracteres epidémicos a nivel mundial. Más de mil millones de personas adultas tienen exceso de peso y, de ellas, al menos 300 millones son obesas. La obesidad puede llegar a reducir la esperanza de vida de una persona hasta en diez años y representa una elevada carga económica para la sociedad. La OMS ha propuesto una estrategia global sobre régimen alimentario y actividad física, instando a los estados participantes a implementarla. El desafío para los gobiernos es conseguir un cambio conductual de la sociedad y de los individuos, que permita mejorar los estilos de vida, disminuir la obesidad y las enfermedades crónicas no transmisibles vinculadas a la alimentación. Al igual que en otros países en Chile el exceso de peso presenta una prevalencia alta y creciente desde los primeros años de vida. La obesidad afecta al 7,4% en los menores de 6 años, aumenta a 19% en escolares de 1er año básico y es del orden de un 25% en adultos y adultos mayores. Si se considera además el sobrepeso, más de la mitad de la población nacional se encuentra en esta condición. Se estima que actualmente existen 3,4 millones de personas obesas en el país, las que superarán los 4 millones al año 2010, de continuar la tendencia actual. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud del 2003 el 23% de la población mayor de 17 años presenta obesidad, 34% hipertensión arterial, 35% hipercolesterolemia, 30% hipertrigliceridemia, 16% intolerancia a la glucosa, 23% síndrome metabólico y 55% un riesgo cardiovascular alto o muy alto, entendido éste como la presencia de dos o más factores de riesgo. Por otro lado el sedentarismo afecta a más del 90% de la población chilena, siendo éste otro factor determinante de obesidad y enfermedades crónicas. Chile está inmerso en una dinámica cultural, social y económica que contribuye a la práctica de estilos de vida poco saludables. Factores como la desigual distribución del ingreso, la urbanización, el avance tecnológico, la mayor influencia de los medios masivos de comunicación, la desigualdad social y la incorporación de la mujer al mundo laboral, entre otros factores, inciden en las prácticas alimentarias y de actividad física de la población. Al comparar las dos últimas Encuestas Nacionales de Presupuestos Familiares, se observa que gran parte del aumento de los ingresos obtenidos por los quintiles más pobre, se ha destinado a la compra de alimentos ricos en grasas, azúcares refinadas, alimentos procesados, televisores, electrodomésticos, teléfonos y vehículos, elementos que contribuyen a una alimentación desbalanceada y a un mayor sedentarismo.
Fuente: noticias. Minsal 24.03.2008
Fuente: noticias. Minsal 24.03.2008
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